Capitulo 3
dulce


domingo, 30 de septiembre de 2012, 19:22 | 2 comentarios

Suspire al mirar hacia el espejo, había reflejado en el, un tipo "raro y excéntrico", tachado como loco por las personas y temido por algunos otros  por razones fuera de mi entendimiento. En su rostro Repentinamente se esbozo una sonrisa, Ese joven tenia ya maleta en mano, -al fin me iríe,…. que miedo…..- dije despacio para mi  adentros mientras me acomodaba mi bufanda a cuadros tipo palestina así como también la gabardina negra. Arrastre entonces la maleta cerrando aquella habitación que fue mi prisión de oro por muchos años, mire el enorme corredor con obras de arte viejas y una que otra armadura herencia de mi padre, - si como se lo imaginan otro tipo excéntrico….- así pues empecé mi caminata dándome cuenta por primera ves lo solitaria que era  esa casa. Nunca me había dado cuenta de que en el techo se habían desarrollado pequeños nidos de arañas que el pobre Milo no podía alcanzar, sentí algo de pena por el, pues  había echo llevado a cabo su trabajo lo mejor posible, pase por la ultima habitación  del corredor principal y me detuve, desvié mi rostro hacia la derecha y la vi por ultima ves la habitación de mi padre… tan imponente… nunca me atreví a abrirla después de que falleciera. Me gustaba pensar que aun estaba dormido como cuando sufría de esas esa migrañas que lo hacia aislarse por días para poder descansar.  Recordaba todo vagamente, tan solo el aroma de los muebles de pino no pude borrarlo por completo. Sonreí y acaricie la puerta con la mano, admirando el trabajo del que tallo aquellos detalles en los bordes para después suspirar*…me voy de casa padre… cuídate mucho…*susurre y sonreí un poco, baje despacio las escaleras y mire a mi primo al final del pasillo viendo un cuadro de un lobo con atención*…. Estoy listo…*dije despacio mientras lo miraba- …es uno de los últimos cuadros que le hice a mi padre… - *dije Cortes. - Entiendo….*dijo mi primo amablemente*… eres muy bueno para la pintura, algún día quisiera que pintaras a toda mi familia…*dijo sonriendo colocándose el sombrero de nuevo para después salir y subir a un auto color negro de estilo antiguo que nos esperaba, mire por ultima ves mi casa, mi hogar, mi prisión, mi mundo centrando después mis ojos en Marco el cual permanecía ahí de pie con un sombrero en las manos y una pequeña bolsa de plástico  observándome con aquellos ojos nublados que en otros tiempos seguro fueron tan azules como el mar.
Decidí bajar y acercarme a el antes de marcharme y le sonreí*… cuídate mucho…Milo…*dije despacio viéndolo*… trata de ir de ves en cuando a ver a mi padre… no me gusta dejarlo solo tanto tiempo…*dije  pensando en la tumba fría y solitaria que se encontraba a los pies de la mansión en el cementerio familiar*…y pórtate bien…*susurre por ultimo algo altanero para demostrarle que estaba bien y que no tenia de que preocuparse, aunque realmente estaba paralizado del miedo de irme de ahí*…. Señor Dante…*susurro con un hilo de vos arrastrando las palabras*… fue un honor haberlo cuidado de usted todo este tiempo… servir a su familia fue lo mejor que pudo haberme pasado…*decía despacio ofreciéndome el sombrero el cual tome colocándomelo*….El honor fue mio Milo por haberlo conocido…*decía despacio*…gracias…*lo mire abrasándolo mientras el me ofrecía la bolsa de plástico la cual tenia un par de pinturas y unas brochas*… son para la suerte…*decía con una sonrisa dibujada entre las finas arrugas, tome la bolsa sin verla muy bien y la guarde en mi maleta de viaje, sonreí asintiendo y baje las escaleras de la entrada, al final subí al auto y mire a Milo despedirme con la mano hasta perderlo de vista. Fue ahí donde me di cuenta cuan grande era la mansión, ¿como es posible que nunca lo había lo notado?.... mire los jardines, las fuentes e inclusive las estatuas de lobos me parecían mas grandes conforme salía a la carretera; fue una sensación indescriptible, mire a mi primo el cual me sonreía*… ¿Has viajado en avión antes?....*Decía mirándome de reojo, -parece que no entiende que nunca… nunca... he salido de mas allá de mi pueblo-*… no... Nunca…*dije despacio mirando la carretera que estaba de un hermoso color ocre pues las hojas del otoño cubrían la mayor parte del camino;
una sonrisa cubrio su rostro mirándome*… pues espero que ahias comido bien porque seguro te dará vértigo…*decía riendo*… tranquilo tengo un trozo de chocolate en la maleta, con eso seguro te sentirás mejor en caso de que  te sientas mal al despegar…*decía mirándome* …. ¿Choco-late…?....*pregunte, aquel termino era extraño para mi* ¿que es el chocolate?....*remarque mi curiosidad pues la palabra era jocosa y rara, no la había oído mencionar de Milo, y menos aun de mi padre. Al parecer eso era muy extraño pues mi primo me miraba como si viera algo raro en mi cara*…. ¿Que? ¿Como que no sabes lo que es el chocolate?...*decía anonadado mirándome*… ¿que nunca te dieron de pequeño? Es de color café y su sabor es algo dulce, ¡vamos!, debes estrar bromeando, seguro que lo conoces! …*decía extrañado aun*…. No… mi padre decía que el dulce dañaría mis dientes… por eso nunca me lo dieron a probar…*dije tranquilamente y su cara se noto aun mas extrañada, como si estuviera diciendo que fui y vine a marte y descubrí que vendían pinturas invisibles*….valla…*susurro* mi primo si que era raro contigo…*decía viéndome con una cara de admiración y estoy seguro que de lastima; yo no entendí el porqué; llegamos al aeropuerto y baje del auto arrastrando la maleta, caminando  detrás de mi primo, en ese momento unas chicas que estaban ahí cerca me miraron de una manera muy extraña, una de ellas pareció tener fiebre, pues sus mejillas se tornaron rojas, pase eso por alto siguiéndo adelante , el guardia me pidió la maleta y me dijo que me quitara el abrigo, empecé a desvestirme quedando en camisa con bufanda y pantalón quitándome tambien el sombrero, las mismas extrañas chicas reían y se miraban unas con otras, eso me hizo pensar que tal ves se reían de mi aspecto, un albino alto, con pelo algo largo y sin mucha gracia... estaba seguro que era eso, hasta que una de ellas se acercó y me dio una servilleta doblada, yo no entendía bien porque hacia eso pues después se fue corriendo. Como mi primo me hablaba ya no pude devolvérsela, creo que no se había fijado que había anotado el celular de alguien en ella, seguro pensó que estaba enfermo y por eso me dio la servilleta… que mal…*dije guardándomela en el saco por si la volvía a ver para dársela después pues ante todo era una dama y mi padre decía que uno no debía de ser grosero con ellas; subí al avión y de nuevo chicas y uno que otro chico me miraban raro y esas fiebres repentinas aparecían en sus rostros rojos ¿es que tengo algo contagioso?...baje la mirada sentándome del lado de la ventana con mi primo y suspire*… Dios porque tengo tan mala suerte que parece que soy alérgico a las personas ....*decía para mi mismo mientras despegaba el avión por los cielos haciéndose paso entre las nubes de algodón que se deslizaban en  los costados, sonreí un poco mas emocionado sin poder dormir todas las horas de viaje mientras que mi primo me platicaba de mi nueva familia, mis primos y sobrinos políticos todo era muy interesante al parecer tenia mucha familia y la mayoría me estaba esperando en el aeropuerto para recibirme, sentí emoción por eso pues sentía que de nuevo tenia algo, la vida en solitario no es agradable, y aunque Milo era buena compañía no era lo mismo, mi corazón empezó a latir fuertemente mire hacia abajo, se observaba la pista de aterrizaje y las personas parecían pequeñas hormigas desde el cielo; la azafata comunico que nos abrocháramos los cinturones pues el avión aterrizaría pronto, sentí cuando las llantas tocaron el suelo y como el motor se iba apagando poco a poco, el abrigo empezó a darme calor y afuera se veía el sol a todo su esplendor, mis ojos se quedaron cegados por un momento al salir del avión bajando por las escaleras y mire a las personas pasar de un lado a otro, trate como pude de abrir los ojos lo mas que podía pues me faltaba espacio para verlo todo.

autor cain



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