Los días habían transcurrido como era habitual, o por lo
menos aparentemente eso parecía. –entonces,
si… salgo contigo, me ayudaras a solventar los gastos del café?- decía yoo,
jugando con sus manos de manera insegura, acorralado contra un árbol en el
parque cercano al café.
La noche empezaba a caer tranquilamente, sin prisa
alguna.
Las voces de las personas que recorrían el lugar apenas se escuchaban
como susurros en aquel rincón escondido. -lo único que deseo es que estés bien, y que sigas mostrando
esa bella sonrisa que tienes a la hora de cocinar- decía un joven de cabello
negro y largo, de complexión fornida y de gran altura. Sus ojos eran rasgados y de un profundo color
negro, su piel blanca y poseía en su rostro una sonrisa confiada. –
Vamos, ambos sabemos que tus abuelos tarde o temprano se darán cuenta de sus
deudas… - susurro cerca del cuello de Yoo, empezando a besar y morder, mostrándose
ansioso por poseer al chico.
–y
dime, ¿co…
como te harás cargo tu de eso? Yo no tengo la manera de devolverte ese dinero, ¿estas consiente de eso?-
el otro joven sonrió, su nombre era Jee Sung, al igual que yoo, provenía de
corea, hacia un par de días que había rondando la cafetería, veía a Yoo atender
y preparar los postres, día tras día, siempre a la misma hora, sentado en la
misma mesa, con esa sonrisa cínica, única en aquellos que obtienen siempre lo
que quieren, cuando quieren. –
por favor, ya no eres un niño, tu sabes que clase de trato te estoy poniendo
sobre la mesa. Te ofrezco dinero a cambio de que tengas “citas” conmigo, es así
de sencillo. Somos hombres, que problema tienes, no es como si fueras una
damisela. ¿a que le tienes
miedo?-
-no le
temo a nada, en verdad no creo poder acceder…- Jee Sung interrumpió- Si, me
imaginaba que podrías decir algo así, … veamos como te lo explico, recuerdas mi
nombre ¿cierto? – Yoo asintió. A los pocos segundos un par de hombres, con
toda la finta de bandidos salieron de entre los arboles, le entregaron unas
carpetas a Sung, el cual se retiro un poco de Yoo - observa lo que hay aquí… quizá
sea de tu interés –Yoo tomo los papeles algo preocupado, era información suya,
de su familia y papeles del local, Sung esbozo un gesto altanero al ver como Yoo
se tornaba pálido. – ¿sabes que tipo de mafia se maneja en Japón cierto? … espero
que te quede claro que “tus finanzas” están en mis manos… yo decido si ese café
sigue en pie, o se hunde junto con tus
viejos.. – dijo esto golpeando el tronco del árbol donde Yoo estaba acorralado,
rozando su rostro, haciéndolo reaccionar- ¿m.. mis abuelos estarán bien? … -
- Te lo pondré
así, los tratare como tu me trates, si me haces feliz… ellos serán felices, y
si no… bueno, me imagino que ya has de tener una idea de lo que te espera. Y,
Entonces… ¿Que dices?, ¿podrás hacerme un tiempo en tu “apretada” agenda?- la
sangre de Yoo se fue a sus pies, sentía como su cuerpo se helaba y empezaba a
sudar frio, trago algo de saliva y asintió - e… esta bien… ha... hare lo que
sea, siempre y cuando mis abuelos estén bien y su cafetería crezca.- el chico sonrió
tranquilamente, acariciando la mejilla de Yoo, le beso rápida y
superficialmente los labios y le entrego un teléfono. – haz hecho la mejor inversión
de tu vida, tu cuerpo es mio ahora. Mañana mismo te darás cuenta de lo
inteligente que eres Park Yoo Ming …
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